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BUFAS BOYS

THE SATURDAY FEVER KRUSTY NIGHT

THE SATURDAY FEVER KRUSTY NIGHT

El viernes prometía. Krus brindaba hasta con el vaso del flan de la cena que pillamos en el chino, como puede apreciarse en esta foto, que aprovecho, con todo el reportaje, para que hagáis una colecta para comprarme un móvil con flash y tres o más megapíxeles.

Fue una cena tranquila, en mi piso, con sólo una botella de Matheus para tres personas, aunque estuvimos barajando la posibilidad de atacar al orujo blanco que Krusty trajo hace dos veranos, pero nos acojonamos.

 

El sábado, después de una cena que podría haber patrocinado perfectamente (atención profesionales del tragar)

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al más puro estilo solteros de hojalata: pizza, fritos, cerveza y tarta al whisky, procedimos a bajar la cena haciendo deporte

20091212024754-reparte-will.jpg David Cocho llamó en plena partida para apuntarse a la comida del día 13 y se mostró indignado por no haber contado con él para el guiñote, su actividad favorita.

Eso sí, durante la partida circularon por la mesa nuestras amigas birra y crema de orujo y pronto se incorporó el ron

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Lo que dio lugar a escenas de mucho cariño

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Y así transcurría la noche hasta que Willow empezó a dedicarle atención a su gata y Krusty decidió hacer deporte en serio

 

Y eso distrajo tanto a Willow que retomó su estatus habitual

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Por lo que, cual concursantes de Gran hermano, el trío restante tuvo que abandonar la casa. Esto generó un debate:

Y así, no le iba a dejar solo para una vez que quiere salir, Krus y yo cruzamos la ciudad hasta el Atrio, donde en 40 minutos nos cascamos 2 litros y 2 jarras mientras jugábamos a los dardos.

Después fuimos a uno de esos garitos clandestinos que ya nos conocen, el Bonsai, donde ponen NBA. Bebimos 2 tubicos más, para coger fuelle.

Tratamos más tarde de entrar en el Kezca, pero la policía local hacía guardia en la calzada de delante de la puerta, presuntamente para control de alcoholemia. Parecía que recogían, dimos una vuelta a la manzana y, al volver, ahí seguían. Así que nos fuimos a almorzar a Los Remos (y a mirar el escote de la camarera) y de ahí a dormir.

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